La nación (y los monstruos católicos)
Se trata de una de las obras que realizó Quessada para el Aula Magna de la Facultad de Económicas y Empresariales después de un viaje que hizo por América.
Siguiendo la línea temática establecida en su obra Érguete Galicia, el “artistiña” Xaime Quessada Porto (1937-2007) mantiene la defensa del concepto de autonomía gallega. Lo expresa a través de un repertorio estilístico que lo pone en relación con el vocabulario de las vanguardias. Fiel a su ideario, rompe el convencionalismo de identificar a la nación gallega con recursos estéticos que puedan remitir a conceptos asociados, tales como el primitivismo que caracterizó la obra de otros artistas gallegos. Como miembro de un grupo renovador, Quessada se vale de recursos derivados del Surrealismo, o “subreales” como él mismo los denominaba. Sin huir de la figuración, emplea la acumulación de figuras, relaciona elementos discordantes en un mundo real, crea realidades inimaginables, perfila personajes fantasmagóricos… Sin embargo, en este peculiar escenario, hay un cierto recuerdo, más bien un guiño, a la tradición clásica. Por un lado, a través de la intención de marcar la perspectiva renacentista ⸺científica, se podría decir⸺, como lo demuestra el suelo con cuadrículas, eso sí, distorsionado como parte de esa esfera onírica en la que se mueve la obra. Lo hace también a través de la presentación de algunas arquitecturas que evocan las creaciones de artistas italianos y flamencos de los siglos XV y XVI. Por otro lado, el concepto barroco del Horror Vacui, también define a esta obra, a través de la confluencia de objetos, elementos y personajes; personajes que de nuevo remiten al mundo de los sueños: figuras híbridas, antropomorfas y zoomorfas, recuerdos a la mitología clásica -el minotauro-, cuerpos que remiten al canon clásico de escultura.
Lo interesante de esta obra reside en que, en este escenario que dibuja Quessada, resulta inevitable no recordar escenas icónicas que expresan el concepto libertad de la nación, de los que Picasso o Delacroix dejaron magníficos ejemplos. En este contexto también se sugiere el recuerdo de los patrones clásicos antiguos, aflorando la idea del Gálata Moribundo. En cuanto a las cuestiones técnicas, la obra de Francis Bacon es uno de los referentes claves para el “artistiña”, no solo en tanto a la representación de las figuras que levitan, sino en la forma en la que entiende el uso del color.
En su obra, Quessada se vale de los recursos del pasado, los cuales no solo conoce, sino que domina en cuanto a su ejecución para, de una manera renovadora, configurar una visión novedosa y rupturista del mensaje que se quiere transmitir.
Quessada nació en Ourense en el año 1937 y, aunque vivió su infancia en el contexto de la Posguerra, su vocación pictórica ya surgió por aquel entonces al nacer en el seno de una familia de artistas (S. Cendán Caaveiro, 1993, p. 179-180). Su formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios y años más tarde, en 1956, ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde se empezó a interesar por el Renacimiento italiano, por los impresionistas y por las Vanguardias (S. García-Bodaño, 1974, p. 24-28; J. Gómez Alén y D. Villanueva, 2002; J. Gómez Alén y S. García-Bodaño, 2003).
Quessada, siendo estudiante de Bellas Artes en San Fernando, fue seleccionado para la beca del Paular. Era entonces el año 1959. Fruto de esa experiencia es la consecución del Premio Extraordinario de Paisaje de las Escuelas de Bellas Artes Nacionales. El cuadro que le otorgó ese galardón se titulaba Terras y aportaba una visión, un tanto dramática, de los desfiladeros de Duratón de Sepúlveda.
Pasarán los años y el discurso pictórico de este prolífico y virtuoso artista andará mil caminos, mostrando un conocimiento de los logros de los pintores de todos los tiempos altamente destacables, haciendo suyos -es decir, incorporando en la cita el sello de su personalidad- tantos y tantos modos de interpretar una determinada temática.
Su trayectoria artística se podría dividir en tres etapas diferentes. La primera comienza en 1960, momento en el que culminó su proceso formativo en la Academia de San Fernando; consiguió la III Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes; viajó por diversos países empapándose así de nuevos conocimientos que fueron determinantes para su carrera artística; en 1971 después de su viaje a América, surgió toda la producción artística que contribuyó a la formación de la colección pictórica de la Facultad de Económicas; elaboró obras con un gran dramatismo y con una gran carga política manifestada ya en los propios títulos y cultivó temas intimistas rozando el lirismo. En este primer período, aunque se dejó influir por el Renacimiento italiano y por los impresionistas, su estilo osciló entre la Abstracción, el Expresionismo y las Vanguardias, siendo Picasso su gran referente.
La segunda etapa abarca desde 1970 hasta 1980, en esta decidió descomponer a su antojo motivos figurativos, jugar con la abstracción, con el dinamismo y desviarse hacia una tendencia surrealista. Asimismo, apostó por utilizar espacios oníricos e indeterminados que tendían a la geometrización de las formas y una paleta de colores muy viva e intensa, consiguiendo grandes contrastes en sus lienzos.
Finalmente, la tercera etapa comprende desde 1980 en adelante. Fueron unos años en los que, aunque decidió indagar nuevos caminos y reformular su estilo utilizando delicadas y sensuales figuras femeninas, retomó intensamente la abstracción. A su vez, anduvo por nuevas sendas a través de obras con un tratamiento del color próximo al Fauvismo y al Expresionismo, con formas cubistas y con motivos de tipo surrealista (J. M. García Iglesias, 1987; X. M. del Caño, 2008).
X. M. del Caño, 2008: X. M. del Caño, Xaime Quesada: artista da xenialidade, Vigo, Nova Galicia Edicións, 2008.
S. Cendán Caaveiro, 1993: S. Cendán Caaveiro, “A pintura nas décadas do sesenta e setenta”, en F. Rodríguez Iglesias (ed.): Galicia. Arte. Arte Contemporáneo I, vol. XVI, A Coruña, Hércules, 1993, pp. 179-180.
S. García-Bodaño, 1974: S. García-Bodaño, “Quesada Porto, Xaime”, en Gran Enciclopedia Gallega, XXVI, 1974, pp. 24-28.
J. M. García Iglesias, 1987: J. M. García Iglesias, Quessada, Ourense, Deputación Provincial, 1987.
J. Gómez Alén e D. Villanueva, 2002: J. Gómez Alén e D. Villanueva, Xaime Quessada, Vigo, Concello de Vigo, 2002.
J. Gómez Alén e S. García-Bodaño, 2003: J. Gómez Alén e S. García-Bodaño, Xaime Quessada: Arte e liberdade, Vigo, Nova Galicia Edicións, 2 v., 2003.
F. Pablos, 1981: Xaime Quessada, A Coruña, Atlántico, 1981, pp. 278-279.