Milagro de San Francisco de Paula
En un escenario de imponentes arquitecturas clásicas, a través de las que muestra el artista su interés por la perspectiva, tiene lugar una de las curaciones milagrosas del santo de Paula: aproximadamente en el centro de la composición, el eremita se dispone a sanar mediante la fe, pero a través de unas hierbas que sostiene en la mano, al mozo herido que está tendido en el suelo, representado en un fuerte escorzo, y que es velado por la mujer arrodillada a su lado. Una serie de personajes completan esta escena principal, y en ellos el artista se recrea en la plasmación de actitudes gestuales dramáticas, en el trabajo de los cuerpos -destacando la morbideza del niño del primer plano-, y de las ropas, así como en efectistas posiciones escorzadas, como la del personaje que de espaldas y en primer término lleva una escalera. Nº inv. T. 799