Muchacha
Frente a la complejidad de los espacios compositivos empleados por Quessada a lo largo de su producción pictórica, aquí se decanta por uno de gran sencillez: el interior de una habitación de la que tan sólo vemos la silla sobre la que está sentada la chica; esta, a pesar de que el rostro está apenas pergeñado, parece ausente. Destaca tanto el cromatismo -en el que predominan los verdes, azules y malvas que componen el fondo de la estancia y aportan gran luminosidad al cuadro-, y la técnica, directamente relacionada con el uso que hace de los colores que logran dar la sensación de textura y creando un ambiente íntimo y la sensación de una atmósfera etérea, logrando de este modo crear un efecto de atemporalidad. El efecto de ambiente intimista obtenido con la gama cromática en tonos pasteles es una influencia de la etapa rosa de Picasso. Comprada a la galería Citania en 1981.