Ramón del Valle Inclán
Se debe a Felipe Criado el retrato de Ramón María del Valle Inclán, también ultimado como vítor. Es el resultado de una propuesta realizada por el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Otero Túñez, en 1967 con motivo del centenario del nacimiento del escritor, con un enmarcado similar al del cuadro de Asorey. En este caso tiene “…una placa de metal, grabada por Mayer, Valle Inclán/ Alumno de esta Universidad/ 1866-1936”; se refiere a sus estudios en Derecho entre 1885 y 1890. Estamos, también aquí, ante un retrato que atiende a exponer, sobre un fondo neutro, la individualidad del personaje con el complemento de una mesa y de unos libros, alusivos a su actividad literaria.
Valle Inclán estudia Derecho en Santiago, por lo que la USC le encarga a Felipe Criado Martín (Gijón, 1928-Mera, 2013) un retrato suyo. Lo representa siguiendo patrones fotográficos. Concebido como vítor, en este caso la singularidad de rasgos como la larga barba blanca con remate en pico, sus inconfundibles gafas de forma circular o la elegante pose que lo define como miembro de la hidalguía gallega, permiten identificar al creador de personajes tan excepcionales como el Marqués de Bradomín o el Tirano Banderas.
Felipe Criado presenta al dramaturgo arousano más universal en un retrato tres cuartos, sentado, bajo una imagen habitual, conocida a través de las fotografías. El escritor, con su profunda y crítica mirada detrás de las lentes mira directamente al público. Se recoge en un momento de actitud relajada, aunque su mirada firme sugiere inquietud, incluso cierto desafío o análisis. La dignidad del personaje se percibe a través de la propia postura corporal, recta, con piernas cruzadas y elegancia en la disposición del brazo izquierdo que apoya sobre varios libros. Pero también se aprecia en la elegancia con la que viste el traje de chaqueta y la capa que se intuye que reposa sobre los hombros.
Más allá de la imagen que elige para Valle Inclán, en una edad avanzada que resulta fácilmente reconocible, interesa el espacio que el artista configura a su alrededor. Aunque Criado Martín también se forma dentro de un espacio académico, desde siempre despuntó por la manera en la que dibuja su obra con el juego del color. Y en este caso, nos encontramos ante la descomposición real de un espacio que solo se sugiere con toques de color, haciendo uso de la técnica de manchas que recuerda a la tradición impresionista. En medio de la maraña de toques de color se destaca la cabeza de Valle Inclán, con larga cabellera y barba en diferentes tonos blancos. Lo mismo sucede con la chaqueta y la capa, pero en este caso empleando los tonos azules y rojos. El uso de la sinuosa línea en determinadas partes, como los cabellos, las barbas y las gafas, contribuye a reforzar la personalidad del escritor de los esperpentos.
Ramón María del Valle Inclán (Vilanova de Arousa, 1866-Santiago de Compostela, 1936) fue distinguido entre sus múltiples habilidades de escritor como creador del concepto literario “esperpento”, plasmado de manera brillante en sus novelas y obras de teatro. Fue un escritor reiteradamente retratado (J. M. B. López Vázquez, 2011, pp. 85-131). Este aquí presentado es el resultado de una propuesta realizada por el decano Otero Túñez con motivo del centenario del nacimiento de escritor: “El 1 de Julio de 1967, en presencia del Director General de Enseñanza Superior, D. José Hernández Díaz, y del Rector de la Universidad Compostelana, D. Ángel Jorge Echeverri, que honraban con su presencia la reunión, propuse a la Junta de Facultad (Libro de actas, que se inicia en 1963, Sesión de 1 de julio de 1967, fuelle. 48. Archivo de la Facultad de Filosofía y Letras) colocar en alguna de nuestras aulas un vítor de D. Ramón María del Valle Inclán por el centenario de su nacimiento (R. Otero Túñez, 1970, p. 292).
Con el ánimo de emparejar este vítor y el de Asorey -o, lo que es lo mismo, las Letras y las Artes-, se les encargaron marcos similares y, en este caso, “…una placa de metal, grabada por Mayer, Valle Inclán/ Alumno de esta Universidad/ 1866-1936” (R. Otero Túñez, 1970, p. 293). Estamos aquí, también, ante un retrato que atiende a exponer, sobre un fondo neutro, la individualidad del personaje, con el complemento de una mesa y unos libros alusivos a su actividad literaria (M. C. López Calderón, 2007, p. 108 ).
La relación de Valle Inclán (1866-1936) con Compostela -en la que fue estudiante en su Facultad de Derecho entre 1885 y 1890- se plasma en su escultura pública, a través de un busto obra de Eduardo Parrado Conde (M. J. Jiménez García, 2000). Se sitúa desde 2014 en la Plaza de Galicia -obra perteneciente al Ayuntamiento y que estaba depositada en el Museo do Pobo Galego- así como de una figura sedente suya en un banco de la Alameda compostelana, contemplando desde allí el conjunto del casco histórico. Es obra de César Lombera (1956) quien la dispone en tal lugar en 1999. A un lado del personaje, en las traviesas que configuran el banco en el que sienta puede leerse: A DON RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN/ 1866-1936/ A UNIVERSIDADE E O CONCELLO DE COMPOSTELA/ SANTIAGO 5 DE XANEIRO 1999.
En tanto, al otro lado de la Ferradura, puede leerse un fragmento de este escritor relativo al espacio que contempla: Se dispone sobre una base granítica, en el margen del espacio ajardinado y dice así: ROSA MÍSTICA DE PIEDRA, FLOR ROMÁNICA Y TOSCA, COMO EN EL TIEMPO DE LAS PEREGRINACIONES,/ CONSERVA UNA GRACIA INGENUA DE VIEJO LATÍN RIMADO (LA LÁMPARA MARAVILLOSA)… RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN. De este modo, la lectura del texto complementa esa visión contemplativa que Valle hace de la ciudad.
Felipe Criado Martín (1928-2013) nació en El Musel-Gijón, pasó su infancia entre Asturias, Cataluña y Santander, y falleció en A Coruña. Se establece en Galicia cuando tiene nueve años, en Ourense y con posterioridad en Compostela, en tiempos de la Posguerra y desde ahí hasta la década de 1970. Durante esa época de 1940 comienza a desarrollar su interés por la práctica de la pintura, a la par que realiza los estudios de Medicina y Anatomía. Este hecho propicia que junto con Francisco Asorey profundice en cuestiones como el estudio de la anatomía artística, disección y modelado anatómico en escultura (1949-1952). Su siguiente etapa (1954-1959) vendrá marcada por su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.
Los años sesenta suponen para el artista su afianzamiento profesional como profesor, primero como catedrático de Dibujo, en Institutos Nacionales de Enseñanza Media, para posteriormente ser designado profesor de término por oposición libre de Anatomía Artística y Dibujo del Natural en Movimiento. En 1963 es designado director de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos en Santiago de Compostela. En 1966 conseguirá la cátedra de Dibujo del Instituto Eusebio da Guarda, en A Coruña.
En cuanto a su faceta como artista-creador puede decirse que su reconocimiento es internacional, participando en numerosas exposiciones nacionales como Santiago, A Coruña, Vigo o Madrid, e internacionales como Los Ángeles -1973-, San Luis Obispo -1974- o Nueva York -1975-. La importancia de la obra de Felipe Criado se hace evidente por medio del respaldo de numerosos museos e instituciones públicas que la acogen: Museo do Pobo Galego, Pinacoteca da Universidade de Santiago, Pinacoteca de la Academia de Bellas Artes, CGAC, Museo Provincial de Lugo, Parlamento de Galicia o Salomon by Company de Londres. Entre otros méritos destacables, Felipe Criado fue miembro de la Real Academia Galega de Belas Artes. Recibió la Medalla de Plata de la Exposición Trienal de Pintura, Escultura y Grabado de Santiago de Compostela.
Por su trayectoria, Felipe Criado Martín engrosa la lista de artistas contemporáneos que se incluyen dentro de la historia del arte gallego. Es de esos artistas con identidad propia. Los trazos de su obra la identifican con el estilo reconocido tradicionalmente como Expresionismo Neobarroco. El universo Criado Boado lo configuran obras gráciles y alegres. En esta tarea se suman factores como la destreza, conocimientos en composición y modelado, producto de su formación en estudios anatómicos. Esto le permitió desarrollar obra puramente gráfica y pictórica. Óleos y murales, dibujos, acuarelas y técnicas mixtas como el linóleo son algunas de las técnicas que practicó.
En cuanto al empleo de temas, parece evidente su preferencia por los retratos, especialmente femeninos y también paisajes centrados en escenas marítimas. Aunque en su trayectoria artística, coincidiendo que el apogeo de su carrera profesional ⸺años sesenta⸺, se percibe un primer momento de mayor pesimismo, pronto se aprecia un cambio radical, quizá el más significativo de su obra, con la recreación de un mundo idealizado, repleto de gozos vitales. Detrás de rasgos característicos de su obra como la ingenuidad e inocencia que desprenden sus dibujos, suavizados por el empleo de la curvilínea, así como su gusto por el arte figurativo, se acusa la influencia de artistas maestros en el empleo y estudio de los colores: El Greco, Zuloaga, Benjamín Palencia o Matisse fueron algunos de sus referentes.
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