Ventana

Guillermo Alonso Monroy
José Manuel García Iglesias e Silvia Hermida Sánchez

La colección de la Facultad de Ciencias Económica y Empresariales de Santiago tiene en esta obra un testimonio evocador de alguien que se licenció en la misma. Y fue en Compostela, en las salas “Matisse” y “Modus Vivendi” donde, por 1978, Monroy mostró por primera vez de forma individual sus obras, precisamente en el año en el que concluye sus estudios. En este caso, estamos ante un lienzo suyo de cara a 1980, a relacionar con sus series dedicadas a las ventanas, en la antesala del momento en el que aquel movimiento gallego renovador, que supuso Atlántica abre nuevos caminos para el arte y los artistas de esta tierra. Es él un autor próximo, entre otros, a Antón Patiño y Menchu Lamas; también, a Ánxel Huete.

Concebido a modo de díptico, una franja vertical de color marrón divide el cuadro en dos mitades simétricas. Con un gran rigor geométrico, Monroy cubre la superficie pictórica por medio de figuras romboidales, triangulares y cuadradas. Pero lo que más llama la atención son los colores, dispuestos por medio de una pincelada ágil y amplia de trazo enérgico con una gama cromática de corte expresionista en la que tienen cabida los naranjas, amarillos, azules, verdes, que ponen de manifiesto la influencia de Matisse. Referido al tema, Monroy recurre a la representación de elementos de su "hábitat", que plasma a través de estas ventanas que permitirían la visión de un tendal de ropa.

Aunque Monroy se licenció en Ciencias Económicas en la Universidad de Santiago de Compostela, desde un primero momento decidió dedicar su vida íntegramente a la pintura.

Su verdadera trayectoria artística comenzó en 1974 cuando tuvo la oportunidad de exponer sus trabajos en la Bienal de Pontevedra. A partir de entonces comenzó a participar en diversas exposiciones colectivas y en las ferias al aire libre que se celebraron en Vigo. Además, viajó a París para conocer y comprender la pintura europea que se estaba realizando en esos momentos.

Posteriormente, entre 1976 y 1977, se trasladó a Madrid para cumplir con el servicio militar y en 1978, ya en Galicia, inició su camino en el mundo de las exposiciones individuales.

Monroy se vinculó a una nueva generación de pintores que surgió en Vigo. Éste, junto con otros integrantes como Antón Patiño, Menchu Lamas o Ánxel Huete, decidieron viajar a Nueva York. Como consecuencia de este viaje formaron el movimiento Atlántica con el que colaboraron en 1980 con las ediciones de Baiona y, posteriormente, con las de Santiago de Compostela y Madrid.

Desgraciadamente, falleció en 1982 a causa de un accidente de tráfico y no fue hasta once años más tarde cuando obtuvo su consagración gracias a la exposición antológica que realizó la Casa de las Artes del Municipio de Vigo (vid. M. X. Ruíz, 1993: 11-13; M. A. Abellán, 1993: 95-97).

De su modo de pintar se dijo que “… construye un mundo de luz, un cosmos radiante. Rotación de figuras en la fragmentación del espacio en un universo luminoso de formas polarizadas… no hay angustia, la agitación del trazo obedece a una actitud vitalista.” (A. Patiño, 1993: 20). Y, también, que “la pintura era su vehículo de comunicación y, en ella, habría siempre objetos que la poblaron, desde la cien veces pintada cancilla de la casa de San Paio hasta las macetas y ventanas.” (A. González-Alegre, 1993: 80).

Y, como se escribió, “su obra habla de los seres humanos y también de su mundo inmediato, las ventanas, las sillas, las mesas, el propio estudio… también le interesaba mucho la música” (M. Cabrera, 1993: 98). Era, además, “dueño del lenguaje que manejaba, pleno de brillante cromatismo; pero, además, dotado de una poderosa originalidad, apoyada principalmente en un chasqueante ritmo gestual que sacude la tela como un látigo” (F. Calvo Serraller, 1993: 104). En definitiva, estamos ante un artista que “trataba de fusionar el arte y la vida, abogando por lo cotidiana, por la energía, por el espíritu libre." (D. Barro, 2005: 247).

Se dijo que “Monroy, como pintor, eligió el color para cantarle la libertad al mundo. Hizo del cuadro una lógica de libertades. Un desorden aparente de los sentidos que nos lleva al disfrute. Hizo del color pensamiento libre y limitado… Sus ventanas estaban siempre abiertas a las bellezas del mundo y a los matices del corazón.” (A. Pexegueiro, 1993: 93).

Es verdad que se le vinculó a la abstracción al tiempo que se significó su conocimiento del expresionismo abstracto americano y, sobre todo, del legado de Matisse (Vid. A. Castro, 1993: 82). Naturalmente, un aprendizaje y una obra que surgen de la relación entre ambos mundos, América y Europa, le otorga a cada concepto –expresionismo, abstracción…- un sentido diferente, propio y, así, cuando se habla de expresionismo abstracto con relación a Monroy poco o casi nada tiene que ver con el legado de Jackson Pollock. Además, también cabe decir, al contemplar su obra, que no es del todo ajena al mundo figurativo. Así, en una obra como ésta parece verse el mundo a través de unas ventanas, mediante una pincelada ágil, amplia y enérgica, con colores intensos y llamativos.

Así, en ese afán por representar los elementos y las rutinas de la vida cotidiana, decidió plasmar en este lienzo, con un cierto rigor simétrico, desglosando el espacio en definidos campos de color, llenos de vida, partiendo de la idea de presentarnos unos tendales que reparten telas de colores y formas distintas, básicamente en la parte superior del cuadro… Estamos, más que nada, ante “objetos que funcionan más que nada como pretextos para sugerir espacios vividos desde dentro, o ventanas abiertas a la luz y al paisaje.” (M. L. Sobrino, 1993: 86). Se trata, en definitiva, de “¡SU VENTANA!...tantas veces idealizada en filtraciones de luz entre ventanas imaginadas… o datada en sensuales reflejos verdes y amarillos. Desde aquel marco de luz ponía la “vista en movimiento”, como él mismo decía, para dejarse enamorar por el paisaje, para pintarlo con la pureza de un adolescente.” (R. Pereiro, 1993: 90). Y son así esas ventanas que “se abren a más luz; estructuras trazadas a brochada limpia, filtrando una luz blanca, deslumbrante, conseguida –casi no hace falta decirlo- por yuxtaposición de colores” (J. M. Bonet, 1993: 102).

¿Hasta qué punto Monroy tan sólo mira hacia delante en su modo de hacer? Estamos ante un artista sumamente original, es verdad, pero en el pasado inmediato del arte gallego hay modos de hacer como fue el de Maside y el de Luis Seoane que fijan, también, una cierta tradición en la modernización de la mirada y del hacer, en la que cabe incardinar, también, un trabajo como el que llevó a cabo Monroy.

M. Abellán, 1992: M. Abellán Ruíz, “Evocación de Guillermo”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 95-97.

D. Barro, 2005: D. Barro, “Guillermo Monroy ”, en D. Barro, C. Vidal, Voces de Atlántica, Vigo (Editorial Galaxia, Fundación Marco), 2005, pp. 247-251.

J. M. Bonet, 1982: J. M. Bonet, “Creemos que está todo hablado…”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 100-103.

M. Cabrera, 1993: M. Cabrera, “(Monroy)”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 98-99.

F. Calvo Serraller,1993: F. Calvo Serraller, “Pintar después de morir”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 104-105

X. A. Castro, 1993: X. A. Castro Fernández, “(Monroy)” , en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 82-83.

A.González-Alegre, 1993: A. González-Alegre, “Sendo a sensación o máis importante”. Notas sobre o obxetual en Guillermo Monroy”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 79-81.

A.Patiño, 1993: A. Patiño, “A acción do trazo”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 19-24

R. Pereiro, 1993: R. Pereiro Alonso, “Guilermo Monroy, sublimación do entorno”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 89-91.

A. Pexegueiro, 1993: A. Pexegueiro, “Lembrando a Guillermo Monroy”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 92-93.

M. X. Ruíz, 1993: M. X. Ruíz Vázquez, “Verde no quiere decir hierba”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 11-16.

M. L. Sobrino, 1993: M. L. Sobrino Manzanares, “Guillermo Monroy: a propósito dun pequeño collage”, en Guillermo A. Monroy. Exposición Antolóxica. 9 de Febreiro-4 de Marzo, Vigo (Casa das Artes-Concello de Vigo), 1993, pp. 85-87.

Ficha técnica

Número de referencia: IBC0000657
Autoría: Guillermo Alonso Monroy
Título: Ventana
Temas: 
Abstracto
Datos: 1974
Técnicas: 
Acrílico
Dimensiones: 
Alto: 100 cm Ancho: 147 cm Sin marco Alto: 102 cm Ancho: 150 cm
Materiales: 
Lienzo