Vítor de Eugenio Montero Ríos

Mariano Tito Vázquez
José Manuel García Iglesias

Eugenio Montero Ríos (1832-1914) fue estudiante y catedrático de Derecho Canónico en Santiago. Es reconocido con un vítor en esta Universidad, probablemente cuando fue designado Ministro de Gracia y Justicia (1871-1873); se reutilizó dedicándolo a Joaquín Díaz de Rábago. El actual es obra de Tito Vázquez y se data en 1913. Cuenta con un retrato suyo en la parte alta y un largo epígrafe abajo. Se inicia así un formato de que, tras la concreción del Paraninfo, van a seguir otros vítores.

Nació en Santiago (1832-1914). A los 10 años ingresó en el Seminario compostelano; después, ya en la Universidad de su ciudad natal, se licencia en Derecho y Filosofía en 1858. Se doctoró en la Universidad Central en 1859. Al año siguiente gana la Cátedra de Derecho Canónico de la Universidad de Oviedo y, en ese mismo año, se traslada a la de Santiago. Ya su discurso de recepción -“Ultramontanismo y cismontanismo en la historia y en la Ciencia” (E. Montero, 1862)- , objeto de varias reimpresiones (M. Barral, E. García López, 1999, p. 19. Vid E. Montero 1861), es testimonio de una parte importante de su ideario político que nos lo muestra como un hombre lleno de matices que va a tener unas muy medidas relaciones con la Iglesias (X. R. Barreiro, 2010, pp. 557-574).

Se trasladará a la Universidad Central en 1865. Será durante el sexenio revolucionario cuando Montero se vuelca en la vida política y ocupa la cartera de Gracia y Justicia (entre 1871y 1873, de forma intermitente). Se encontrará entre los que apoyan a Amadeo de Saboya para la Corona de España y, ya en 1881, en lo propiamente universitario, accede a la Cátedra de Estudios Superiores de Derecho Público Eclesiástico de Doctorado en Derecho, en la Universidad Central. En 1885 ocupa la Cartera de Fomento. Entre 1886 y 1891 optó por presentarse como Diputado por el distrito de Compostela, puesto que, después, pasaría a otros miembros de su familia; esta cuestión resulta fundamental a la hora de explicar el modo, tan positivo, en el que Montero proyecta su apoyo hacia esta ciudad y, particularmente, a su Universidad (Vid. M. Barral, E. García López, 1999), cuestión que se le reconoce y agradece; así se alude a las “… obras debidas a la protección que á Santiago dispensa su esclarecido hijo el Exmo. Sr. D. Eugenio Montero Ríos, alumno y Catedrático que fue de aquella, y que actualmente se están ejecutando…” (A. Milón, 1895, p. 122).

Será Presidente del Gobierno durante un corto espacio de tiempo – del 23 de junio al 1 de diciembre de 1905- y se manifestó, hasta el final de su carrera política, contrario a las fórmulas regionalistas (M. Barral, E. García López, 1999, p. 33). Entre las honras con las que se distinguió cabe resaltar que fue Caballero de la Legión de Honor, Collar de Carlos III, Gran Cruz de Alfonso XII y de la Orden del Toisón de Oro. También había sido reconocido con la Gran Cruz de San Mauricio y San Lázaro de Italia. Dispuso, en su testamento, que, tras su fallecimiento, se le devolvieran al Rey las condecoraciones españolas recibidas (M. Barral, E. García López, 1999, p. 33. Vid. R. Villares Paz, 2016, pp. 41-92; M. Barcia Lago, 2016, pp. 93-124; X. Carmona Badía, 2016, pp. 125-148; J. A. Durán, 2016, pp. 149-173).

El hecho de que se cita, por parte de Alfredo Brañas, un vítor, relacionado con este personaje, en 1889 -estaba en el ala oeste del claustro, en la planta baja (A. Brañas, 1889, 336-337)-, supone su existencia con un formato diferente al que tiene el que hoy se conserva, dado que, el actual, responde a una cronología posterior a esa data. ¿Qué ha sido de ese supuesto vítor, anterior, con el que contó Montero Ríos en esta Universidad antes de 1889? Es muy probable que le haya correspondido a su persona, por entonces, el que, posteriormente, se dedicará a Joaquín Díaz de Rábago.

La Universidad encarga, en 1913, un nuevo vítor dedicado a Montero Ríos; es, entonces, cuando lo pinta Tito Vázquez (M. Barral, 2007, pp. 346-347) -ahora con su estudio en la Casa del Cabildo, en la plaza de Platerías de Compostela (Vid. J.M. B. López Vázquez, 1997, p. 132)-. Presenta, en la parte superior, un retrato de busto de Montero Ríos, atendiendo a la edad que tiene por aquel momento y llevando, sobre su pecho, la medalla de doctor; se incide, de este modo, en la vertiente universitaria del personaje. El medallón en el que se inscribe se incluye en una ambientación. En primer lugar, lo enmarcan ramas de laurel y roble; de este modo la idea de la victoria y la vinculación a su tierra se encuentran identificadas con este hombre cuya vida universitaria se significa, también, mostrándonos su birrete de doctor en Derecho, un tintero con una pluma, dos libros cerrados y otro abierto, así como un rollo que puede ser entendido como alusión a sus correspondientes diplomas de mérito (M. Barral, 2007, p. 346).

En cierto modo el retrato, en su medallón aquí incorporado, sigue las directrices que pueden verse en la serie de nueve medallones que se encuentran en la ornamentación del Paraninfo, realizada poco tiempo antes. Cabe valorarlo, por otra parte, como el inicio de una serie de vítores que van a estar constituidos en tres partes: un retrato, una ambientación complementaria, y un epígrafe que, en este caso, dice:

AL EXMO. SR. D. EUGENIO MONTERIO RÍOS/ NATURAL DE SANTIAGO Y ALUMNO, DOCTOR, / CATEDRATICO Y BENEFAC-TOR INSIGNE DE SU UNI-/ VERSIDAD, SENADOR VITA-LICIO Y PRESIDENTE DEL / SENADO, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPREMO Y MINISTRO/ DE GRACIA Y JUSTICIA, MINISTRO DE FOMENTO Y PRESI-/DENTE DEL GOBIERNO ACADEMICO DE LA HISTORIA Y DE / CIENCIAS MORALES Y POLITICAS./ CABALLERO DE LA LEGIÓN DE HONOR, COLLAR/ DE CARLOS III, GRAN CRUZ DE ALFONSO XII/ Y DE LA ORDEN DEL TOISON DE ORO EN 1895.

leyenda estuvo, durante un tiempo, cubierta por otra que decía así: AL EXMO. SR. D. EUGENIO MONTERIO RÍOS/ NATURAL DE SANTIAGO Y ALUMNO, DOCTOR Y CATEDRATICO EN ESTA UNIVERSIDAD, DIPUTADO A CORTES SENADOR VITALICIO MINISTRO/ DE GRACIA Y JUSTICIA, EN 1870 Y 1892, DE FOMENTO EN 1885. PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS EN 1906 (DEBIA DECIR 1905). PRESIDENTE DEL SENADO EN 1894, 1898, 1901, 1902, 1906, 1910, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN GENERAL DE CODIFICACIÓN EN 1903, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. EN 1888 ACADÉMICO NUMERARIO DE LAS REALES ACADEMIAS DE LA HISTORIA Y DE CIENCIAS MORALES Y POLITICAS./ CABALLERO DE LA LEGIÓN DE HONOR, COLLAR DE CARLOS III EN 1893, GRAN CRUZ DE ALFONSO XII EN 1902/ Y DE LA ORDEN DEL TOISON DE ORO EN 1895 (A. Álvarez, 1967, pp. 79-80); se escribe, en este caso, en negrita la parte, añadida, en una segunda versión del texto, hoy desaparecida; debió de recuperarse, en esa formulación mas más concisa, a la hora de hacerse una restauración de este vítor.

En tanto que el primer vítor de Eugenio Montero Ríos estuvo, como se ha dicho, en la planta baja -quizás, durante un tiempo, en un lugar principal, a la entrada de la Facultad de Derecho- , este nuevo se ubica en la primera planta - es decir, la propia del actual Paraninfo-. Posiblemente haya sido dispuesto, en esta altura, para iniciar la serie que aquí se va a presentar; al menos estaba ya en este lugar en 1967 (A. Álvarez, 1967, p. 33). Hay que tener en cuenta que, durante todos estos años, también es en este mismo nivel, es en donde se ubicaba el Rectorado.

Cabe tener en cuenta, además, que la Universidad Compostelana contó con un busto, hoy en paradero desconocido, de Montero Ríos desde 1876; Se sabe, en este sentido, que el Rector ha “…recibido dos magníficos bustos de los Sres. D. Eugenio Montero Ríos, construidos por el afamado escultor D. Juan Sanmartín…” (Diario de Santiago, 15, V, 1876, en V. Santos, 2000, p.156).

El escultor Juan Sanmartín haría sobre este personaje un bajorrelieve en mármol (Publicado en Ilustración Española y Americana, 44, 30 de noviembre de 1881, p. 317, en E. Beerman, 1992, p. 32; S. Andrés 2014, p. 23).

También cabe citar el medallón, a relacionar con Rafael de la Torre Mirón, que nos lo muestra en el Paraninfo - en un lugar tan relevante como es estar sobre la puerta que enlazaba la sala de profesores con este espacio- da cuenta, así mismo de la relevancia que se le otorga en este centro universitario.

Además, en una fecha anterior a 1924, entre dos puertas del Paraninfo, hacia el exterior, se dispuso una placa que evoca, una vez más, a este personaje. Cuenta con el siguiente texto: AL EXCMO. SR. D. EUGENIO MONTERO RÍOS/ QUE PROMOVIÓ LA AMPLIACIÓN DE ESTA UNIVERSIDAD/ LA CONSTRUCCIÓN DE SU FACULTAD DE MEDICINA/ Y LA FUNDACIÓN DE LA ESCUELA DE VETERINARIA. Sobre tal leyenda se dispone una corona real -en el que se enlaza una guirnalda a cada lado- timbrando un escudo de España que presenta en su escusón la enseña de los Borbones. La redacción de este escrito parece suponer que la Escuela de Veterinaria (1882-1924) está en funcionamiento (Vid. M Rodríguez García, 1994).

Hay un retrato de Montero Ríos (dibujo de F. Peña, Lit. J. Osterberger), publicado en La Gaceta de Galicia, Diario de Santiago, 20 de febrero de 1888. En 1888, el 19 de febrero, se inaugura la Escuela de Artes y Oficios de Santiago; el apoyo a esta causa de Montero Ríos fue muy importante por lo cual su retrato se presenta en la primera página de La Gaceta de Galicia. Diario de Santiago. El autor del dibujo pertinente, José Peña Meléndez, profesor de dibujo tanto del Instituto como de la Real Sociedad Económica, en su Escuela de Dibujo. También fue escritor. Con su hermano, Valentín, funda, en Santiago, El Ciclón, que se presentaba como Períodico Satírico y que se publicaba diciendo que Sopla todos los sábados. También se le debe la puesta en marcha de una publicación periódica titulada Album de Galicia, que tenía como protagonista sus dibujos, grabados, igualmente, por Osterberger.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago cuenta con un retrato suyo; lo firma José María Fenollera en 1896 (A. Fernández-Cid, 2008, p. 123; A. Fernández-Cid, 2009, pp. 70-71). Se representa en pie, distinguido por las medallas de doctor universitario y de la propia Real Sociedad Económica. La aproximación de Montero Ríos a la Económica compostelana debe de iniciarse por 1854-1855, el momento en que se hace amigo de Ramón de la Sagra (M. Barral, E. García López 1999, p.18). Es socio desde 1860, el mismo año en que, tras conseguir cátedra en la Universidad de Oviedo, se traslada a la de Compostela. Muchas veces los empeños de la Real Sociedad contarán con su apoyo; participa, por ejemplo, en el Congreso Agrícola Gallego de 1864 (J. A. Parga, 1884, p. 4; A. Fernández-Cid, 2008, pp. 123-124). También cuando se promueve la construcción de una línea de ferrocarril entre Carril y Santiago – idea, igualmente, promovida desde la los Amigos del País- será Montero Ríos quien logre, en 1870, una subvención del Estado que contribuye a que dicha línea se pueda inaugurar en 1873 (M. Barral, 2007, 82). El denominado “monterismo” va a tener, por otra parte, una presencia importante en la Económica. Cuando Fenollera realiza por 1896 el retrato de Fenollera (Véase J. M. B. López Vázquez, 1996, pp. 365-440; M. D. Vila, J. M. B. López Vázquez, J. M. Monterroso, 1998, p.128; A. Fernández-Cid, 2008, pp. 123-124 ; A. Fernández-Cid, 2009, pp. 70-71; E. Fernández Castiñeiras, J. M. Monterroso, M. Carrascal, 2010, pp. 88-91) es Luis Rodríguez quien está al frente de este centro; es médico y catedrático de la Universidad compostelana y contaba, por otra parte, con una experiencia parlamentaria ya que había sido Diputado entre 1869 y 1872, y, también, entre 1881 y 1884; es bien importante, en este sentido, su actividad parlamentaria (Véase M. Barral, E. García López 1999; X. R. Barreiro, 2010, pp.557-574). Además había sido senador entre 1886 y 1887; se le reconoce en “… la estela del pensamiento de Montero Ríos” y volverá a ser senador, tras su paso por la dirección de la Económica, en la legislatura 1899-1900 (X. R. Barreiro, 2003, pp. 604-605). Ha de tenerse en cuenta, por otra parte, que, Montero, que fue presidente del Senado en 1893, 1894 y 1898 (M. Barral, 2007, pp. 128), era senador vitalicio desde 1889 (M. Barral, 2007, pp. 84), condición que ostentaba cuando se le hace este retrato en el que se nos muestra en pie y en el que se suman a la toga universitaria (Véase M. Barral, 1998, pp. 203-228), con las puñetas propias de quien es doctor en derecho, las insignias de la cátedra y de la propia Sociedad Económica de Santiago. En 1893 es nombrado, por primera vez, presidente del Senado. Es llamativo el hecho de que, en 1900, cuando esta Sociedad contaba con 454 socios de número, Montero pagaba lo equivalente a cuatro cuotas; 60 pesetas de la época (M. Barral, 2007, p. 83).

Así mismo, el Ayuntamiento de Santiago cuenta con un retrato suyo, firmado, en Madrid, por S. Martínez Cubells en 1897, Año Santo en Compostela, con el monterismo presidiendo esta institución. Se representa en pie, en un suntuoso marco (Vid. J, Conde Roa, 1993, pp. 37-38).

 

El antiguo colegio de San Clemente -en donde se ubicaron tanto la Real Sociedad Económica como la Escuela de Artes y Oficios, que dependía, entonces, de la Universidad- también tuvo en el centro de su claustro, durante un tiempo, monumento dedicado a Montero (S. Andrés, 2014, pp. 17-42). Es obra firmada por R. Núñez, profesor tanto de Modelado y Vaciado como de Labra artística en piedra y madera (J. Sousa, F. Pereira, 1988, p. 144). Debió de hacerse, probablemente, poco tiempo antes de que acometiese este escultor la obra de la portada de la Real Universidad, datada en 1902, y hubo de levantarse de tal lugar cuando se prepara la Exposición Regional de 1909, momento en el que, precisamente las esculturas de José Ferreiro, se retiran de la citada portada universitaria y se disponen en el sitio anteriormente ocupado por este monumento; el busto ocupará, a partir de entonces, otras ubicaciones en la propia Escuela de Artes y Oficios.

Por otra parte, en 1914, tras el fallecimiento de Montero, se colocará una lápida en la casa de la rúa dos Xasmíns 3, en la que había nacido (M. Barral, E. García López, 1999, 15). Es obra encargada al escultor Miguel Cruz, cuyo nombre aparece, en la misma, como firma- Miguel Cruz. Madrid- ; entre los asistentes a la colocación de esta lápida estaban el alcalde Blanco Rivero y el rector Cleto Troncoso (M. Barral, 2007, 347-348). Una mujer, con indumentaria popular gallega, porta un medallón en el que puede verse el rostro de Montero Ríos -a relacionar con una fotografía que le hizo Antonio Cánovas del Castillo (1862-1933) y Vallejo, conocido por el seudónimo Kaulak- , coronado por una guirnalda que, pendiendo del citado medallón, se enlaza en una lápida que dice: EN ESTA CASA NACIÓ/ D. EUGENIO MONTERO RÍOS/ GRAN PATRICIO ESPAÑOL/ Y AMANTE DE GALICIA/ EL CENTRO GALLEGO DE MADRID/ 13-11.1838----1. OCTUBRE. 1914.

Por todo lo visto anteriormente, podemos afirmar que es Eugenio Montero Ríos, entre los personajes a relacionar, con la Universidad Compostelana, quien cuenta, en la ciudad, con una representación más relevante en espacios que no son específicamente universitarios. Ha sido precisamente un catedrático, Cleto Troncoso, entonces alcalde de Santiago, quien, en 1905, siendo Montero presidente del Gobierno, promueve que se le haga un monumento (M. Barral, 2007, 348-375). Tras su fallecimiento el Ayuntamiento retomará la idea, en un momento el que también es otro catedrático, Blanco Rivero, quien ocupa las funciones de alcalde; es entonces cuando se le encarga la obra a Mariano Benlliure, que viene a la ciudad para elegir el emplazamiento más adecuado.

Hay que decir que, en este caso, la presencia universitaria, en la Comisión Gestora que seguirá el tema, es mayoritaria. Tanto es así que no solo la preside el alcalde Blanco Rivero sino que figura en la misma, como el primero de sus miembros, el entonces rector, Cleto Troncoso (M. Barral, 2007, 351). La suscripción popular llevada a cabo tuvo, también, una respuesta muy generosa por parte del mundo académico (M. Barral, 2007, 357).

La ubicación elegida por Benlliure, en la entonces Plaza de Alfonso XII- hoy, del Obradoiro-, no iba estar exenta de polémica (M. Barral, 2007, 358-362, 367-368, 374-375). Finalmente el monumento se levantará en el lugar elegido y se inaugurará, solemnemente, en 1916 (M. Barral, 2007, 362-366), año en la que la firma el escultor – en la parte delantera de la estatua-, al tiempo que se alude a la participación de “LA METALOPLÁSTICA/ CAMPÍNS CODINA/ FUNDIDORES-MADRID”. En la parte inferior de la figura, también en su base, puede leerse: INAUGURADO EL XXIII D JULIO/ D MCMXVI POR SUSCRIPCIÓN/ POPULAR A INICIATIVA DEL/ AYUNTAMIENTO D SANTIAGO SIENDO/ ALCALDE D. LUIS BLANCO RIVERO.

Se dispone sobre un alto pedestal configurado por pétreos bancos, en sus cuatro lados. En la parte delantera, enmarcado por una guirnalda, se dice “A D. EUGENIO/ MONTERO RÍOS/ MDCCCXXXII-MIMXIII”. Y en la parte posterior: “XXV JULIO/SANTIAGO/ MCMXVI”.

Interesa ver aquí como se nos muestra a Montero ya que aparece no solo con la toga, de quien se dedica a las Leyes, y con el Toisón de Oro, de quien ha contado con la máxima relevancia, sino también con la medalla de quien es doctor y, por lo tanto, parte de una universidad que, en el caso de la de Santiago, tanto le debe. No es extraño, pues, que, entre los actos realizados con motivo de la inauguración del monumento, el Claustro de la Universidad organizase una velada necrológica (M. Barral, 2007, 366-367). Porta en su mano, en tanto, un volumen relativo, tal como se dice en su portada, a la “LEY /PROVISIONAL SOBRE /OR/(GA)NIZACIÓN/ (DEL) PODER JUDICIAL/ (1870)”; se trata de una ley aprobada, siendo Montero Ríos Ministro de Gracia y Justicia, y Francisco Serrano y Domínguez, Regente del Reino.

Ya en la base sobre la que se presenta la figura de Eugenio Montero Ríos se ubicaban representaciones simbólicas de la Sapiencia y la Fe en, en la parte delantera, con la Sapiencia a la derecha y la Fe, a la izquierda del personaje. En la parte posterior y, en el mismo lado que la Fe, puede verse a la Caridad, en tanto que, en la otra parte, vinculada a la Sapiencia, está la representación de la Justicia; no obstante, en su enumeración, se antepone, en un lado, la Justicia a la Sapiencia, en tanto que, en el otro, se cita antes a la Fe que a la Caridad. También estas cuatro imágenes se han relacionado (M. Barral, 2007, 365) con los cuatro edificios que entornan la plaza: Fe- Catedral, Caridad-Hospital, Justicia- Ayuntamiento, Sapiencia- Colegio de San Jerónimo).

Completan el conjunto cuatro escenas de carácter popular. Las de los laterales aluden al trabajo: a la agricultura – una mujer sementando la tierra- y a la ganadería – una mujer cuidando el ganado-. Las que están en el frente y en la parte posterior tratan, en cambio, sobre la fiesta: lo música gallega, en la parte posterior; y una pareja, en el frente, amorosamente entrelazados, un gesto de amor con el que concuerdan esas dos cabezas de ángel, que se besan, a los pies de Montero.

Por lo que se refiere a la denominada Alegoría de la Sapiencia, en su versión actual, es objeto de una reposición de tal imagen, sustraída después de los años cincuenta del pasado siglo. Ha sido la Fundación Benlliure quien ha localizado, en el Museo Nacional de Cerámica González Martí, de Valencia, el modelo original en escayola que ha hecho posible completar este monumento, en una iniciativa a relacionar con el centenario, en el año 2014, de la muerte de este personaje.

Será en 1928, en plena dictadura de Primo de Rivera (M. Barral, 2007, 370), cuando se haga el traslado del monumento a su actual emplazamiento, en la plaza de Mazarelos; por lo tanto, en un espacio bien próximo a la Universidad y que ésta siente como suyo.

Ya desde los primeros tiempos de la puesta en marcha del colegio de Fonseca se debió de honrar a personajes de relieve que tuvieron relación con él mediante un vítor; aún se conservan en la fachada principal, hacia el lado sur, restos de uno antiguo del que puede verse en caracteres de gran formato parte de un nombre.

Se hace de tal modo mención a alguien concreto a quien se quiere reconocer, ya que esa es la finalidad de las aclamaciones, siguiéndose en este sentido por el modo de pintar los caracteres en rojo, formas semejantes a las utilizadas entre otras instituciones por la Universidad de Salamanca, en la que esta costumbre va a tener una honda y perseverante tradición.

Pero la factura de vítores se iba a plasmar a partir del primer tercio del siglo XIX en obras pictóricas en las que se conjugan el reconocimiento a un determinado personaje a través de una imagen, de cariz alegórico, y una leyenda con el testimonio de sus méritos personales. Se conservan tres entre los que guardó el Colegio de Santiago Alfeo, o “Mayor de Fonseca”: los de Benito Ramón Hermida, Manuel Pardo Ribadeneira y Jacobo María de Parga y Puga, citados por orden de antigüedad.

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J. A. Durán, 2016: J. A. Durán, “Negocios, andanzas e moradas do Cuco de Lourizán”, en Eugenio Montero Ríos. Homenaxe da cidade de Santiago de Compostela no centenario do seu pasamento, A Coruña, Deputación Provincial da Coruña, 2016, pp. 149-173.

Ficha técnica

Número de referencia: IBC0000077
Autoría: Mariano Tito Vázquez
Título: Vítor de Eugenio Montero Ríos
Temas: 
Conmemorativo
Retrato
Masculino
Datos: 1901
Técnicas: 
Óleo
Dimensiones: 
Alto: 160,5 cm Ancho: 121 cm Fondo: 2,5 cm
Materiales: 
Lienzo