Vítor de Jimena y Elisa Fernández de la Vega
El vítor en cuestión, encargado con motivo del V Centenario de la Universidad compostelana, se resuelve dándole el protagonismo a una mujer indefinida- está de perfil y apenas se distingue su rostro- que se encuentra sentada en una silla, portando en sus manos una fotografía en la que pueden verse a las dos hermanas Fernández de la Vega, Jimena (1895-1984) y Elisa (1895-1933), que culminan sus estudios de Medicina en 1919 siendo las primera mujeres que culminan sus estudios en esta universidad; parte, para ello, el pintor de una fotografía cuyo contenido el pintor Xurxo Martiño simplifica en obra datada en 1996.
Nacieron en Vegadeo, Asturias, y fueron mujeres pioneras. Su forma de actuar en
Tras su paso por esta Universidad la vida de Jimena le llevaría a estudiar en otros lugares – Berlín, Génova, Viena-. Ya en Madrid compartiría la práctica profesional con la docencia universitaria. Elisa, en tanto, con una trayectoria vital mucho más corta, sería también docente y medico en Sevilla y Zaragoza ( M. P. Casas Gil, 2007, pp. 126-127).
Parte el pintor de una fotografía cuyo contenido simplifica. De este modo, aparentemente, la figura tenante es la principal pero la clave de la obra es la fotografía que se muestra, en un marco en la que un fragmento de
El epígrafe dice, en este caso: ÁS DOUTORAS DONA JIMENA E DONA ELISA FERNÁNDEZ DE
Ya desde los primeros tiempos de la puesta en marcha del colegio de Fonseca se debió de honrar a personajes de relieve que tuvieron relación con él mediante un vítor; aún se conservan en la fachada principal, hacia el lado sur, restos de uno antiguo del que puede verse en caracteres de gran formato parte de un nombre.
Se hace de tal modo mención a alguien concreto a quien se quiere reconocer, ya que esa es la finalidad de las aclamaciones, siguiéndose en este sentido por el modo de pintar los caracteres en rojo, formas semejantes a las utilizadas entre otras instituciones por la Universidad de Salamanca, en la que esta costumbre va a tener una honda y perseverante tradición.
Pero la factura de vítores se iba a plasmar a partir del primer tercio del siglo XIX en obras pictóricas en las que se conjugan el reconocimiento a un determinado personaje a través de una imagen, de cariz alegórico, y una leyenda con el testimonio de sus méritos personales. Se conservan tres entre los que guardó el Colegio de Santiago Alfeo, o “Mayor de Fonseca”: los de Benito Ramón Hermida, Manuel Pardo Ribadeneira y Jacobo María de Parga y Puga, citados por orden de antigüedad.
M. P. Casas Gil, 2007: M. P. Casas Gil, “Memoria e personaxes. Unha constante na historia da Universidade”, en (Catálogo de Exposición) Sigillum. Memoria e identidade da Universidade de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela (Universidade de Santiago de Compostela), 2007, pp. 115-133.
J. M. García Iglesias, 2016: J. M. García Iglesias, Minerva, la Diosa de Compostela. Espacios y obras a relacionar con el saber, Santiago de Compostela (Andavira Editora- Consorcio de Santiago), 2016, pp. 306-307.