Vítor de José Rodríguez Carracido
José Rodríguez Carracido nació en Santiago de Compostela (1856-1928). Se licencia en Farmacia por la Universidad de Santiago (1874) y se doctora en la de Madrid (18 75). Este vítor divide, en este caso, el espacio en tres partes siguiendo, en cierta manera, las pautas marcadas por Tito Vázquez en el que realiza de Montero Ríos en 1913. Va a introducir, como en aquél, su imagen en un medallón. Una segunda parte está protagonizada por las dos figuras sedentes, que se nos muestran con los colores propios de una grisalla, dispuestas de espaldas y partiendo de una misma base. Un epígrafe completa, como tercera parte, el espacio del vítor. A datar en 1916, es obra del pintor Fernando Martín Marqués.
Tras ganar una plaza de farmacéutico militar está en el ejército hasta 1880. En 1881 es catedrático de Química orgánica de
Fue elegido, en 1887, Académico de
Su imagen, incluida en un medallón, nos aproxima, en cierto modo, a la forma de representar a los personajes más destacados entre los que tienen una presencia en el nuevo paraninfo, inaugurado en 1905; tanto es así que este medallón, concebido como una corona de laurel, en el que podemos ver a Carracido de perfil, evoca a los allí existentes -como si con este vítor se quisiese ampliar la galería de los nueve allí presentados- y se dispone, también, entre una decoración de claro sabor renacentista.
Una segunda parte está protagonizada por las dos figuras sedentes. Son un hombre y una mujer que, de algún modo, parecen evocar las figuras, en aquel caso acostadas, dispuestas sobre las tumbas de los Medicis, en Florencia; hay, de este modo, una cierta aproximación a lo miguelangelesco y quizás puedan ser interpretadas como alegorías al crepúsculo (el rostro del hombre esta ensombreciéndose) y a la aurora (la mujer, en cambio, parece abrirse a la luz). Sobre ese contexto, de orden temporal, destaca, en el medio, en formas áureas, una pequeña figura que pende del medallón de Carracido; se trata de una representación de
Por lo que se refiere al epígrafe, que completa como tercera parte, el espacio del vítor, dice: AL EXMO. E ILMO. SR. D. JOSÉ RODRIGUEZ CA-/RRACIDO, HIJO DE SANTIAGO, ALUMNO DE ESTA/ UNIVERSIDAD, CATEDRÁTICO DE FARMACIA Y REC-/ TOR DE
Dados los méritos aquí señalados el vítor en cuestión ha de encuadrase, cronológicamente, entre 1916, año en el que llega al Rectorado de Madrid, y 1922, momento en el que preside
Sobre su autor, el pintor Fernando Martín Marqués, cabe decir que fue profesor de Dibujo artístico en
Ya desde los primeros tiempos de la puesta en marcha del colegio de Fonseca se debió de honrar a personajes de relieve que tuvieron relación con él mediante un vítor; aún se conservan en la fachada principal, hacia el lado sur, restos de uno antiguo del que puede verse en caracteres de gran formato parte de un nombre.
Se hace de tal modo mención a alguien concreto a quien se quiere reconocer, ya que esa es la finalidad de las aclamaciones, siguiéndose en este sentido por el modo de pintar los caracteres en rojo, formas semejantes a las utilizadas entre otras instituciones por la Universidad de Salamanca, en la que esta costumbre va a tener una honda y perseverante tradición.
Pero la factura de vítores se iba a plasmar a partir del primer tercio del siglo XIX en obras pictóricas en las que se conjugan el reconocimiento a un determinado personaje a través de una imagen, de cariz alegórico, y una leyenda con el testimonio de sus méritos personales. Se conservan tres entre los que guardó el Colegio de Santiago Alfeo, o “Mayor de Fonseca”: los de Benito Ramón Hermida, Manuel Pardo Ribadeneira y Jacobo María de Parga y Puga, citados por orden de antigüedad.
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