El paisaje de su tierra natal se convierte en una fuente de inspiración para Quessada. El pueblo de Lucenza es representado en diferentes ocasiones; se trata de la vista que rodea a su casa. Entre dos castaños, el artista nos muestra las tierras de prados y campos que se suceden. Llama la atención el colorido, en el que se percibe la influencia de la luz mediterránea, frecuente en las obras del autor debido a las temporadas que pasó en su taller de Ibiza. Podemos decir que aquí Quessada une el concepto de una luz mediterránea con los colores propios de un paisaje gallego: los verdes del prado o los colores rojizos de los árboles. Anteriormente estaba en el Parlamento de Galicia y a finales de 1996, por cuenta de la USC y por indicación del artista, se trasladó a la USC.