Plenamente dentro del estilo romántico, se encuentra esta obra en la que Pérez Villamail muestra su maestría con dos técnicas: el dibujo -que aprendió ya desde niño de la mano de su padre- y la acuarela. De vigorosa técnica, sus dibujos acuarelados se vinculan generalmente a las representaciones de los monumentos. Aunque la vocación romántica se decanta por la recuperación del mundo medieval, aquí Villamamil opta por representar el sepulcro del cardenal Mendoza, en la catedral de Toledo, que supuso uno de los primeros ejemplos del Renacimiento español. Influenciado por el concepto paisajístico inglés, Villaamil se convierte en un pintor paisajístico con vocación arqueológica tomando apuntes de lo natural. Así, nos muestra uno de los tramos de la catedral gótica, concretamente el nivel de arcadas y tribuna. En ese primer nivel se inserta el sepulcro del cardenal, concebido a modo de arco triunfal de dos cuerpos, el inferior un arco "a lo romano": central flanqueado de dos más pequeños, estructura que repite en el cuerpo superior añadiendo hornacinas. El autor hace anotaciones por todo el dibujo, indicando las zonas de luz, sombra, colores, etc. y en la margen inferior indica mediciones a lápiz. Inscripción en la parte inferior: con tinta negra: " Petro Mendoza Cardinali Patriarche/ Achipresti DE BENE MERENTI CARDINEO/ quo petrus honore dormit in hoc lapide/ nomine qui vigilat OBIIT anno saluti/ MCCCCXCV, janarii julio 14 oct. 1840" En tinta sepia: "este dibujo está prometido a A. M. Segovia".