Paisaje de Borox (Toledo)
La concepción del paisaje de Rafael Úbeda es claramente una deuda tanto de conceptos cubistas como de la influencia de Cézanne; del primero toma la sólida estructura compositiva, mientras que del segundo toma el concepto de reducir las formas de la naturaleza a figuras básicas de geometría. Así, el autor nos presenta un paisaje de una villa toledano estructurada en distintas zonas: los árboles y casas del primero término y las montañas del fondo, elementos que quedan reducidos a formas geométricas triangulares, definidas por el trazo del dibujo. El paisaje queda, por tanto, reducido a una recreación de trazos esenciales y esquematizado al máximo. La paleta cromática es sobria, basada en gamas de grises, junto con toques de blancos, ocres, verdes y rojos.